lunes, 8 de junio de 2015

Un médico novato



A principios del verano de 1936, el joven doctor Pablo Uriel, recién terminada la carrera de Medicina, es enviado a Rincón de Soto, un pequeño pueblo riojano donde comenzará a ejercer como médico sustituyendo al doctor habitual. Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil pilla a Uriel desprevenido, y un grupo de falangistas le ordenan presentarse en el cuartel de Zaragoza, donde, a causa de sus ideas progresistas, es detenido. Allí pasará gran parte de su condena, sin saber de qué se le acusa exactamente, y con la desconfianza hacia la justicia militar que fusila a sus prisioneros sin razón justificada. Finalmente, Pablo Uriel es liberado y regresa con su familia.

El dibujante valenciano Sento aprovechó las memorias de su suegro para relatar en esta novela gráfica el trágico suceso que aconteció en España en el siglo XX. A través de los manuscritos y cartas que dejó redactados, Sento reconstruye el contraste entre un joven médico de provincias que marcha a su primer destino frente a una época de la historia española especialmente cruenta, que no entendía de compasiones ni razones. Precisamente, el leitmotiv de toda la novela gráfica es que, en ningún momento, vemos a Pablo pronunciarse abiertamente a favor de la ideología republicana, más bien es un defensor de los valores individuales del hombre, un médico en el sentido no sólo físico, sino también espiritual. Y, sin embargo, desde que es encerrado, pende sobre él la posibilidad del paseo, de una muerte indigna, sin acusación ninguna, la civilización que ha cedido el poder a los bárbaros.


Se trata de una novela gráfica sencilla y honesta, con un trazo suave casi en blanco y negro, con el color muy matizado, que aborda un tema recurrente en nuestra literatura contemporánea como es el de la Guerra Civil. Creo que la mejor cualidad que se le puede atribuir es precisamente, esa honestidad que nace de la sencillez, que confiere al relato un gran valor emotivo, con esa escena final en la que Pablo sale a mojarse bajo la lluvia.

sábado, 6 de junio de 2015

Pyongyang


Pyongyang es el título de una gran novela gráfica escrita y dibujada por Guy Delisle. También es la capital de Corea del Norte, el (no sé si declarado por alguien) país más hermético y cerrado del mundo, donde el régimen dictatorial de un Kim (ahora van por Kim Jong-Un, según aparece en Wikipedia), ha bloqueado todo contacto entre el mundo y el interior de la parte septentrional de la península de Corea.

Es precisamente ese aislamiento lo que provoca en el resto del mundo el interés por conocer qué es lo que sucede realmente en Corea del Norte, de donde la poca información que llega está repleta de noticias increíbles; con la natural curiosidad y morbo hacia un país donde los derechos humanos son un vestigio del pasado.

El dibujante canadiense Guy Delisle aprovecha una estancia laboral en Pyongyang, donde revisa la producción de una serie de animación para un canal francés, para dar cuenta mediante la novela gráfica de la realidad del país norcoreano. En su equipaje, revisado al entrar y al salir del país, un discman con un par de discos de Aphex Twin y el clásico de Orwell 1984, que servirá como referente para comparar la distopía imaginada por Eric Blair con la que se da en Corea del Norte.


Todos los movimientos de Delisle están acompañados por un guía-traductor y un chófer cuya verdadera misión es vigilar todos los movimientos del extranjero. La vida rutinaria de Delisle durante su estancia, la incomunicación general con el mundo exterior (no tienen libre acceso a Internet, claro está) y las pocas visitas a monumentos levantados a la gloria del generalísimo líder y sus predecesores marcan el día a día del dibujante, que consigue transmitirnos en tono documental la increíble situación de un país anclado todavía en la Guerra Fría y en los conflictos del siglo XX.