lunes, 20 de abril de 2015

Nostalgia de Charlie Parker


Un genio ingobernable, que vivió tan deprisa como los fraseos que era capaz de realizar con el saxo alto, si es que no lo había empeñado para conseguir algunos dólares. Así era Charlie Parker, el gran agitador del jazz de los años 40, que en este libro compilado por Robert George Reisner aparece dibujado por los testimonios de aquellas personas con las que se cruzó en su vida.

Apodado Yardbird (Pájaro), empezó su carrera siendo apenas un adolescente, colándose en las jam sessions de los clubes de Kansas City hasta que era descubierto y echado a patadas. Influenciado por el estilo de Lester Prez Young, pronto consigue ingresar en la orquesta de Jay McShann, con la que inicia las giras que le darán a conocer al gran público. Posteriormente, se trasladará a Nueva York, donde se asentará; aunque alternará su vida en la ciudad neoyorquina con estancias en Los Ángeles o en Kansas City, además de alguna gira por Europa, donde era venerado en Francia y Suecia, países de gran conocimiento del jazz. Su ajetreada vida, la adicción desde muy joven a las dogas, y su genialidad, lo llevarían a una depresión continuada y a varios intentos de suicidio. Sin embargo, Parker se sobrepondría, motivado por el nacimiento de sus hijos, e ingresaría en el hospital de Camarillo. Una vez recuperado, intentó llevar una vida más ordenada, pero el ambiente de los clubes nocturnos (llegaron a ponerle su nombre a un famoso club, el Birdland), las interminables jam sessions, y la muerte de algunos de sus hijos, lo empujaron de nuevo hacia los viejos malos hábitos. Charlie Parker acabaría muriendo en la habitación del hotel de su amiga la baronesa Pannonica de Koenigswarter, debido a una neumonía lobar.

Por el libro desfilan numerosos personajes fundamentales de la historia de la música que compartieron escenario e historias con Bird. Llama la atención que los numerosos testimonios del libro difieren en muchos de los hechos, pero todos coinciden en el retrato de un Parker genial y atormentado, lúdico y loco, egoísta y generoso… Contradictorio, al fin y al cabo, una suerte de Quijote del jazz, innovando en el que dio en llamarse estilo be-bop.

Su breve vida (murió a los 34 años) fue siempre sublimada por la música jazz, acompañada de la amistad de los grandes músicos que este género ha dado. Así, destaca su amistad (a veces transformada en riñas o envidias mal disimuladas) con los trompetistas Dizzy Gillespie, primero, y luego el que acabaría siendo su sustituto, Miles Davis. Otros músicos con los que el Pájaro tocó o grabó fueron: Max Roach (batería), Tommy Potter (contrabajo), Lucky Thompson (saxo tenor), Walter Bishop (piano), Tommy Turk (trombón), Erroll Garner (piano), Sara Vaughan (voz), Art Blakey (piano) o Kenny Dorham (trompeta).

La historia de Charlie Parker es también, de alguna manera, la historia de las minorías afroamericanas de los años 40. Jóvenes de clases socialmente bajas que tenían en la música una vía de escape y oportunidad de enriquecerse, pero, como le sucedió también al pobre saxofonista, acabaron cayendo en el consumo desmesurado de alcohol y drogas.


Charlie Parker ha sido siempre un icono de la música americana, que ha servido de inspiración  a grandes artistas. Recordemos, por ejemplo, el relato El perseguidor, de Julio Cortázar, una especie de biografía literaria, o la película Bird, donde Forest Whitaker interpreta al músico, dirigida por Paul Newman. Como señaló el propio Miles Davis, el gran referente del jazz en los años 60: “Louis Armstrong y Charlie Parker, ésa es la historia del jazz”.

Aquí dejo una selección de temas:

No hay comentarios:

Publicar un comentario