Será quizás cosa de la edad, pero ahora las resacas sentimentales de la catarsis del fin de semana duran toda una semana. Y así vivimos, tambaleándonos de sábado en sábado, buscando la dosis precisa de inconsciencia lisérgica a base de drogas y placebos, transportados por la música que nos cuenta los sentimientos de otro, que hacemos como nuestros. Y qué fácil resulta, en esos momentos, estropearlo todo con un gesto, una palabra mal dicha, una mirada equivocada, o un silencio prolongado. La fragilidad colectiva se vuelve casi transparente en medio de la nocturna oscuridad de un antro lleno de humo. No somos conscientes, o al menos solo lo somos en pequeños momentos, de lo aleatorio que resulta cualquier sensación humana, lograr una sonrisa, el triunfo de un beso, porque no sabes a ciencia cierta qué te ha llevado hasta ese momento de dulce Condena. Será quizás cosa de la edad, que no me deja dormir a ciertas horas de la madrugada, y me obliga a desvelarme mientras pienso en ti, Negra. Chau.
ME gusta, me gusta..... un buen sitio para recrearme con tus pateticas y simplemente brillantes reflexiones. estaré atento al blog ahora que se entrar, y te reto a que cuentes si verdaderamente dentro de un antro ha existido alguna vez el amor
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