domingo, 10 de mayo de 2015

André el Gigante. Vida y leyenda.




Un género que parece estar en auge, el de la biografía bajo la forma de una novela gráfica. En los últimos tiempos existen bastantes ejemplos de ello: Alfonso Zapico y su Dublinés, el Kafka de Robert Crumb,  o incluso una de las grandes obras de todos los tiempos, no sólo dentro del ámbito de la novela gráfica, como es Maus, de Art Spiegelman.

Esta obra de Box Brown nos narra, por tanto, la vida de André Rousimoff, más conocido como André el Gigante, luchador profesional de los años 70, 80 y 90. André llegó a medir 2,28 centímetros y a pesar 272 kilos, debido a una rara enfermedad, la acromegalia, un desarrollo desmesurado de todo su cuerpo, que le pronosticaba también una muerte prematura, dado que ni sus órganos ni sus huesos podrían soportar tal velocidad de crecimiento. Con estas condiciones, el joven André sale de la granja de sus padres en Moulien, un pequeño pueblo de Francia, y acaba entrando en el mundo de la lucha libre profesional, donde se convierte en toda una leyenda. El autor va desgranando los entresijos de un negocio típicamente norteamericano, donde el espectáculo prima por encima de todo interés, y donde André consigue alzarse con el campeonato previamente amañado. A las vicisitudes del negocio en diferentes lugares en los que está arraigado (Estados Unidos, Japón, Francia,…) se le une una vida llena de incomodidades dado su tamaño, y sometido al desprecio del mundo en general.

El principal punto de interés de la obra se centra, a mi juicio, en contar cómo fue la vida del hombre más fuerte y grande del mundo en aquel momento, y en la paradoja que se da con algunas situaciones. Por ejemplo, el hecho de que no pudiese entrar al baño de los aviones que tomaba. Realmente, André tuvo que sufrir una vida llena de incomodidades que terminó con una terrible ironía final: el hombre más grande del mundo estaba condenado a no poder levantarse de su silla.

Aunque la lectura del cómic es entretenida y rápida, echo en falta la poca profundización sobre algunos de los aspectos relevantes de la vida del personaje. Apenas se ofrecen algunas pinceladas, si bien es cierto que el propio autor confiesa que ha ido reconstruyendo los hechos a partir de vídeos, entrevistas, recortes de prensa y el testimonio de quienes conocieron a André.

Por último, cabría destacar el que es el mejor momento de toda la novela, aquel en el que se describe detalladamente la pelea de André con Black Gordman y El Gran Goliat en Los Ángeles de 1974, y donde se da cuenta del mundo de la lucha libre. La pelea, que podría haber sido cualquier pelea, tiene un guión establecido en el que se juega con los maniqueos sentimientos del público, hay un babyface o técnico, que es el luchador bueno, frente a un rudo o villano, que utilizará toda clase de artimañas ilegales para ganar un combate que, no obstante, caerá del lado del técnico, cuyo carácter épico terminará por completar el espectáculo. Una vez pasado el tiempo de gloria, el técnico suele convertirse en rudo, para ceder el sillón a otro luchador, cosa que sucedió a André con Hulk Hogan, en el famoso combate del Pontiac Silverdome de 1987.

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